dimarts, 24 de febrer del 2015

AutOboMbO




Sí, ya sé que lo tenía olvidado últimamente, porqué uno no sería dEsoRdeNado sin su inconstancia marca de la casa. Pero por aquellas sinrazones de la vida, he estado repasando las decenas de criaturas que han pasado por la cara B del dEsoRdeN en algo más de un lustro, y he recordado con cierta nostalgia toda la vida que ha corrido en comentarios, mails y fotos recibidas. Es una de las cosas que más me fascinan de internet: no sabes cómo, pero dentro de esta enorme jungla de fieras, peligros y alaridos, al final las pequeñas bestiecillas de rarezas afines se acaban encontrando, y consiguen generar pequeños ecosistemas donde sentirse a salvo, ni que sea por un rato. Esos espacios donde es 'casa!', y uno no es tan extraño, ni solitario, y donde incluso se puede dejar el escudo en el guardarropía. Y con el ánimo de reactivarlo que caducará cuando los caprichos del dEsoRdeN así lo quieran, os invito a participar en el desfile voyeur/exhibicionista* de las MuSAs dEsoRdeNadas...




*Si queréis participar de manera activa, tenéis dirección de mail en el blog de las musas


dijous, 19 de febrer del 2015

siXtieS giRLs





Las chicas sesenteras han puesto banda sonora a los días post-londinenses. Días de reordenar (sí, lo sé, suena asqueroso) el dEsoRdeN, de recuperar sueño perdido, de visitar a mis padres, de pedir hora definitivamente para la artroscopia de mi pierna con cachitos de tendón y labrum, y de alocadas noches improvisadas de carnaval en la costa, rememorando el viaje a Cádiz de hace un año. Justo hay hace una semana de lo de Polly Jean, y sigo imbuído por el espíritu del episodio, revisionando toda su discografía y escribiendo al respecto. Me he rapado y afeitado, y tenía muchísimas ganas de pasar uno de esos días caseros y sin planes, después de dos semanas de ajetreos, pendoneos y viajes. Lo de la gente educada y cívica que se queda educadamente en el lado derecho de la escalera mecánica queda ya lejos, como en una peli de ciencia ficción. Y el contraste con el entrañable país de los "Excuse me" y de los "Please" para todo es terrible. De hecho, para volver a la cruda realidad del tercer mundo basta con llegar a la puerta de embarque del aeropuerto de Gatwick y reencontrarte con aborígenes hispanos gritando a los hijos y pasándose las colas por el forro. Qué asco me da este país y sus hordas de gente maleducada...


Los 4 días británicos sirvieron para incrementar la leyenda meteorológica dEsoRdeNada (0 gotas de lluvia en pleno mes de febrero, y un frío más suave que en en diSoRderLand la semana anterior). El encanto de Portobello o Camden sigue cediendo terreno a las tentaciones disneylandísticas, pero lo bueno de viajar fuera de temporada es que te evitas invasiones guiris desmesuradas, aunque en el fondo tú seas uno más de ellos (pero uno nunca asumirá ni aceptará ese papel, porqué uno es viajero del mundo o etiquetas similares, no un turista cualquiera...). Bueno, la verdad es que sí que tengo tendencia a salirme un poco del rebaño, y opté por irme a buscar la casa de Amy Winehouse antes que hacer según qué visitas recurrentes en la geografía turista de la capital británica. Entre el día gris y la soledad de aquél parque desangelado, el homenaje fue algo deprimente, aunque la última víctima de la maldición de los 27 me cantara desde el más allá por mis auriculares. Si no hubiera ido pillado de tiempo para mi cita con PJ, quizás habría picado a la casa, a ver si la chica rubia que se veía a través de la ventana explicaba alguna historia interesante o incluso me dejaba ver el interior. Otro punto de atención dEsoRdeNada fueron dos tiendas de Rough Trade: una en Notting Hill, y otra en Brick Lane, donde me colé en un concierto de unos tales Peace, haciéndome el sueco con el segurata y con el chico del guest-list de la entrada. No los conocía, pero me gustaron y me compré el nuevo disco que presentaban. Al final no pude ir a Honeyblood (no quedaban entradas), igual que tampoco a los partidos intersemanales de Arsenal y Chelsea (por el mismo motivo). Pateé kilómetros y kilómetros, me moví como pez en el agua por el metro londinense (qué caro es el puto transporte allí, joder! Qué caro es todo, de hecho...), y fue curioso salir una noche al Borderline, entre post-adolescentes borrachos vibrando con horribles canciones horteras (la única que se salvó fue 'Ain't No Mountain High Enough', que además fue de las pocas que conocí...), el inquietante segurata calvo griego que parecía desconfiar de mi, y la camarera de la camiseta de Soundgarden sirviéndome de memoria los cubatas a 1 libra con un ridículo dedillo de whisky (en vez de coger el puntillo, por cada 'cubata' que bebes te vuelves más sobrio, por el efecto de la cola). El paseo nocturno por la orilla del Támesis estuvo chulo, aunque la decepción fue encontrar que las obras en London Bridge habían taponado la entrada clandestina a las catacumbas del metro de London Bridge donde hace años vi un concierto secreto de Black Rebel Motorcycle Club. También me compré un libro de los Cramps que tiene una pintaza tremebunda, y una lámpara muy chula para mis padres en Covent Garden, donde la chica que cantaba ópera en el mercado me guiñó el ojo cuando le eché 1 pound. También me lo guiñaron las prostitutas que me ofrecían "business" en Sussex Gardens, bien cerquita de mi hogar circunstancial. En las tiendas de masaje oriental de Charing Cross, las chicas también ofrecían entrar a probar sus sospechosos servicios (supongo que con happy end), y afortunadamente, sobreviví en la ciudad gracias a los múltiples restaurantes y locales de comida internacional (los británicos no pueden presumir demasiado de gastronomía propia, la verdad...). Y, en general, esta metrópolis que creo que es la segunda que más veces he visitado en mi vida me sigue seduciendo y atrayendo como para pensar que, llegado el caso, podría vivir allí durante una temporada (con un sueldo londinense, claro está...)








dilluns, 16 de febrer del 2015

eL díA QuE mE MoRReÉ cOn Pj hARveY (y 2)



La vida es pura casualidad, y quien no quiera creerlo, posiblemente padezca una peligrosa sobredosis de ultraracionalismo y amargura vital de consecuencias funestas. Casualidad es que a tu artista/musa preferida le dé por grabar un álbum en público, que se agoten las entradas en menos de un día, que en ese momento pienses que quizás podías haber intentado comprar una, que semanas después te dé por ponerte delante del ordenador justo en el momento en que anuncia nuevas sesiones, que te dé el venazo de comprar una y en menos de una hora se agoten, y todo lo que viene después. Como por ejemplo, que cambies de planes para las horas previas a la cita, que tengas la opción de visitar la casa de Amy Winehouse pero renuncies por miedo a llegar tarde al leit motiv de tu viaje, que llegues una hora antes al sitio de la cita, o que te dé por entrar por la puerta que no debías. Y que, entre que miras aquí y allí, vuelves a preguntar al guarda de la entrada, y encuentras el camino adecuado, vas a ir a parar a una pesada doble puerta de vidrio justo en el momento en que sale alguien. Y que, entre el momento que aguantas la puerta amablemente mirando atrás para la gente que sale, y el que vuelves a girar la cabeza para volver a mirar al frente, de un pasillo a tu izquierda bajando el doble escalón aparezca ELLA y os topéis de morros, como en una peli azucarada hollywoodiense de esas que cuando pasa una cosa así tú piensas que eso sólo puede pasar en una peli azucarada hollywoodiense. Y en esa microcentésima de segundo que tu dEsoRdeNada quijotera necesita para reconocer que esa chica bajita es ELLA, se produce un cortocircuito cerebral que te lleve a llamarla "PJ!" como si la conocieras de toda la vida, y a estirar la mano izquierda y situarla delicada y cariñosamente en su brazo derecho en un gesto inconsciente que cualquier estudiante de psicología sabría descifrar como expresión impulsiva de deseo físico, psíquico y cualquier otro ámbito de relación humana posible o por inventar. Y ella se gira, te mira con curiosidad, mientras tú intentas elaborar un discurso mínimamente coherente con la catarata de ideas, imágenes, recuerdos, deseos y palabras que se te vienen encima completamente descontrolados por ese encuentro completamente inesperado y que ha despertado todas tus fantasías y excitaciones. Un discurso en inglés, claro. Al final todo se reduce a un decirle que has venido expresamente hasta aquí para verla grabar el disco en sus sesiones de 'Recording in Progress', y a un pedirle una foto, porqué quieres eternizar ese momento sublime más allá de los límites que tu maltrecha memoria pueda poner en un futuro. Y (hasta para eso es seductora) con total delicadeza, educación y dulzura, te pide que mejor que no, que prefiere no hacerse fotos, pero es que te lo dice de una manera, que a ti te sabe a gloria igual. Quizás le haya dado la sensación de groupie estúpido sin personalidad, y luego con la cabeza fría se me ocurren otras 1000 maneras de haber afrontado la situación, pero en ese momento concreto en que su aparición te cae como si fuera una presencia divina, como si hubieras traspasado la frontera prohibida entre tus deseos y la realidad, la capacidad de reacción es completamente incontrolable.


Ella sigue su camino flanqueada por los dos músicos que la acompañan (uno a cada lado), y tras un momento de duda, tu afán curioso y tu instinto de adoración del azar hacen que la sigas a distancia, para ver hacia adonde va, y como queriendo rebelarte ante la posibilidad de que vuestro cruce de caminos vital haya acabado allí. La realidad es tan mundana que simplemente se dirigen a la cafetería del enorme Somerset House para comer algo antes de continuar con la grabación, ignorando tu presencia paparazzi (mejor que sea así; no quiero que se quede con la imagen de que soy un psicópata acosador de famosos. Yo no soy así; esto es amor puro, y nada más...). Al final, en un ataque de cordura, o de prudencia, o de cobardía, opto por dejar que cojan fuerzas, y me voy para la entrada para coger sitio. Y la experiencia de verla grabando el disco se me pasa volando. Pero es simplemente maravilloso tenerla a unos metros delante tuyo sentada en un sofá blanco y cantando una preciosa nueva balada llamada 'I'll Be Waiting', y sentir que eres uno de los primeros privilegiados de todo el planeta en escucharla. Y mirar muy fuerte aquí y allí, como queriendo dejar bien grabada en tu mente esa escena, con todos los detalles, con el póster con 18 canciones y anotaciones en todas ellas, o el escudo dibujado en la pared, o el embrollo de cables e instrumentos de esa pequeña sala con dos mesas de Ikea como las de mi comedor (pero de color blanco, y no crema como las mías) que es un homenaje al dEsoRdeN y al caos. Y darte cuenta de lo laborioso y elaborado que puede llegar a ser el proceso de grabación de un disco de una artista como ella, que se pasa casi una hora matizando y probando cosas con un pequeño fragmento de una sola canción. Y sentir que eso que está pasando ante tus morros no es más que la culminación de la cadena de sucesos casuales en efecto mariposa; y poder decir así, sin temor a equivocarte, que tras tu encuentro de morros (físico, verbal y espiritual) con ella, has participado e influído decisivamente en el nuevo disco de la musa, PJ Harvey...




divendres, 13 de febrer del 2015

eL díA quE Me mORReé cON pJ hARvEy...




Próximamente, en sus pantallas dEsoRdeNadas...



dilluns, 9 de febrer del 2015

dimecres, 4 de febrer del 2015

diCeN qUe eStA NoChe NieVA...




...pero yo veo sol en la luna llena. Rapado pero no afeitado. Recuperar pounds sobrantes y la Oyster Card de la última vez. Echarle una ojeada a las tarifas del transporte londinense y tener la sensación que necesito 2 másters para entender y recordar cómo narices funcionaba. Pillar guía en la biblio. Buscar el adaptador de los enchufes. Y el pasaporte. Dudar de si en Easyjet podré colar una mochililla en la espalda además de la maleta de mano. Hacer la compra de la semana que viene. Escuchar a PJ para ir ambientándome. Darme cuenta de que hay demasiada gente que vive sin saber quién es, y preguntarme para qué narices viven entonces. Seguir con los Meetup para practicar inglés, y pegarle una ojeada a los de allí, a ver si hay algo interesante esos días. No habrá grandes conciertos, así que probablemente pruebe con unas tal Honeyblood, que suenan bastante bien. En estas últimas semanas he conocido inglesas, ingleses, italianas, australianas, argentinas, israelís, alemanes, holandesas, o incluso gente de aquí. Hoy también una polaca muy guapa, y un italiano. Me encanta escuchar historias de gente que vive de maneras tan distintas, y que se han buscado la vida aquí y allí. Es francamente estimulante. Como un desafío a las paredes que construímos inconscientemente con nuestras propias (y malditas) rutinas de sopor y conformismo. Con la A-Astur hemos descubierto mutuamente nuestro humor sangrante, y ha parecido que caía un muro más. Su "tenéis pareja?" me ha picado la curiosidad como el "bien!" de un par de semanas atrás. I-Cook se va al sudeste asiático, harto de no encontrar nada por aquí. También se nos ha juntado en la mesa un chico singular, de mirada asustada y alma algo contraída. Se le veía que hacía un esfuerzo por sociabilizar, pero me da la sensación que le hemos asustado un poco con nuestros hachazos de humor grupal negruzco. Recuperar la sensación de vida alrededor. Esta semana se me vuelven a acumular los planes. Satisfacción de haber reinventado y rediseñado de la nada una existencia que empezaba a pudrirse en un callejón sin salida. Reafirmación que, al margen de accidentes e imprevistos, cada uno lleva las riendas de sus propios brillos y miserias, aunque a veces nos olvidemos, o nos lo quieran hacer olvidar. Constatación que el principal vacío no tiene forma pero sí curvas, y que pareces haber llegado al punto desde el que superar tus propias perezas...



dilluns, 2 de febrer del 2015

diMe qUé hAy eN Tu MeNte




Viento gélido. El invierno enseña la hucha, y tú sólo quieres taparte. La manta oscura amenaza, y te escabulles por las grietas de la rutina. Gritar como gesto de rebelión. Bailar como middlefinger. El paraíso es tu cama. El infierno es la carne y los huesos. Las pantallas son manzanas, y tú sabrás si morder o no. Selvas de caos, y montañas de dEsoRdeN. Paquetes de carne caducada, y un hambre insaciable. Acostumbrado a vivir en los olvidos ajenos. Te da vértigo el vértigo. Te pierde tu descontrol, y te encuentras perdido; y todo es un contrasentido consentido, o sin él. ¿Tienes frío? Quisieras no tenerlo, y te lanzas a la boca del lobo. Eres un poco bobo. Y como decía aquél: "cuántas cosas secretas te caben en una canción?"